ALFIBRARTE, UN EJEMPLO A IMITAR
Por: Lucía Sanz Araujo
Foto: Raimara García Velázquez
Desde hace unas semanas, la profe Miriam no ofrece sus habituales clases en el patio de su casa, que aunque se moja como los demás –como reza una antiquísima canción infantil- no es particular pues cada sábado acoge a una veintena de niños y adolescentes de su comunidad, en el poblado de El Cano, en La Habana.
¿Qué sucede? Sencillo: la creadora capitalina Míriam Morales del Toro participa por estos días en la Feria de Artesanía que se efectúa, de manera paralela, a la XXIV edición de la Feria Internacional del Libro 2015, en el complejo militar Morro-Cabaña.
Empedernida lectora desde la infancia, ella traslada a sus originales vasijas de barro, casi siempre acompañadas de fibras vegetales, no pocas de las lecturas que ha realizado a lo largo de su vida, y en no pocas de ellas se traslucen elementos del rico acervo que nos legaran los africanos llegados a estas tierras, siglos atrás, como esclavos.
Esta inquieta y carismática artesana, también enseña a las muchachas y muchachos pertenecientes a su proyecto -nombrado Alfibrarte- los secretos de la alfarería unida al uso de fibras naturales, pero hay más, con su ejemplo e impronta contribuye no solo a que desplieguen sus habilidades y talento, sino a que sean mejores seres humanos.
Asimismo, les transmite el amor por la naturaleza, por la vida y por la lectura a sus discípulos quienes cursan sus estudios en la escuela primaria Clorinda Ruiz y la Secundaria Básica 14 de Junio.
Alfibrarte que funciona desde hace más de un lustro, cada sábado, en la mañana, en el taller de Miriam constituye un excelente ejemplo de la vinculación de los artistas a su comunidad.
El por qué de su nombre nos lo dice la propia creadora: “mi trabajo inicial era con las fibras naturales a las que luego incorporé la alfarería, así, hice una mezcla, un híbrido de ambas y surgió el nombre de Alfibrarte, alfarería y fibra con arte”. |